1. Azúcar

La ingesta de postres, refrescos azucarados, caramelos y todo tipo de dulces preparados con azúcar refinada es un factor de riesgo, ya que puede actuar como detonante de enfermedades hepáticas como la fibrosis.

2. Sal

El consumo excesivo de sal aumenta la presión arterial y aumenta el riesgo de padecer hígado graso.

Es importante leer las etiquetas de los productos que consumimos, para revisar la cantidad de sodio agregado.

3. El alcohol

Las bebidas alcohólicas interfieren en las funciones normales del hígado.

Esto produce un desequilibrio químico y una destrucción de células hepáticas que puede derivar en una hepatitis o cirrosis.

4. Grasas saturadas

Los alimentos grasos tienen muchas calorías y aumenta los niveles de triglicéridos (que dañan al hígado).

Para tener un hígado sano es importante reducir el consumo de mantequilla, carnes grasas, mayonesa, crema de leche o embutidos.

5. Harinas blancas y refinadas

Los carbohidratos en grandes cantidades pueden evitar que gran cantidad de grasas sean utilizadas como energía. Así, en caso de no quemarse, esto provoca un incremento de grasa almacenada. Aumenta los niveles de insulina, y la resistencia la insulina es la causa principal de muchas las enfermedades coronarias.

El organismo transforma el exceso de carbohidratos en glucógeno y lo almacena en el hígado, y en los músculos.

Así las cosas, estos carbohidratos se convierten en grasa y se almacenan en el tejido adiposo. El resultado es el sobrepeso y la obesidad.

6. La comida muy condimentada

El exceso de especias contribuye a dañar nuestro hígado. Es importante no consumir platos demasiado picantes o especiados, ya que podríamos sufrir problemas digestivos.

Nuestro hígado podría incluso resultar dañado de forma irreversible.

7. Frituras

Las grasas o lípidos son nutrientes que contienen los alimentos y que son empleados para construir membranas celulares tejidos y hormonas.

El problema es que consumidas en exceso son dañinas para la salud y para nuestro hígado.

Las grasas que se ingieren y no se queman en forma de energía se convierten en células adiposas.

Principalmente se convierten en adiposidad abdominal. que supone un factor de riesgo importante, ya que pueden derivar en el desarrollo de diferentes enfermedades como:

  • Diabetes tipo 2
  • Enfermedad cardiovascular
  • Cáncer de colon y de seno.

8. Medicamentos

Algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios si se toman de manera incorrecta o si se mezclan con alcohol.

En caso de automedicarnos, nuestro hígado puede sufrir daños importantes. Por eso lo más recomendable es visitar a un experto para obtener un diagnóstico y que nos recete el medicamento que necesitamos.

Fuente: mejorconsalud.com