Hay dos maneras: la primera es apagarlo y dejarlo en el lugar de siempre (en la mesilla de noche), siempre teniendo en cuenta que el despertador esté programado igualmente. La segunda es dejarlo encendido pero dejándolo en una habitación lejana, como puede ser la cocina o la sala. Esta alternativa es menos recomendable. Y si no te sientes a gusto apagando el móvil por las dudas de que quieran comunicarse contigo en la madrugada ante una emergencia, puedes al menos apagar la conexión a Internet o el WiFi, que es más peligroso que las radiofrecuencias por dejarlo encendido. Los expertos indican que por lo menos el móvil debe estar a un metro de nuestro cuerpo mientras dormimos. Lo podemos dejar, por ejemplo, encima del sofá o de una silla.

 

Otra cuestión a tener en cuenta, y que muchos hacen, es que no se puede dejar el móvil cargando durante la noche, mientras lo disponemos debajo de la almohada. Son muchos los casos de personas que se han quemado el rostro o las manos por una sobrecarga y posterior incendio de sus dispositivos. Las almohadas están fabricadas con un material que entra en combustión muy rápidamente y esto nos pone en peligro mientras dormimos que no somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor.

 

Uno de los riesgos también relacionados a dejar el móvil en la mesilla de noche es que aumenta nuestros niveles de ansiedad, estamos vigilantes y expectantes de lo que ocurre a cada rato, nos despertamos en medio de la noche para chequear el correo o las redes sociales cada vez que nos llega una notificación, etc. Es un cambio en la conducta y en los hábitos que a la larga, trae como consecuencia estrés, insomnio, falta de concentración, problemas cognitivos, carencia de productividad, irritabilidad, pesadillas, dolores de cabeza, etc.

 

Otros hábitos “más saludables” al momento de usar el teléfono móvil son:

  • Preferir las llamadas cortas y si se extienden demasiado, cambiar de oreja cada algunos minutos.
  • En lo posible, realizar llamadas con el sistema “manos libres” para no tenerlo apoyado sobre la cabeza.
  • Evitar que los niños usen el móvil, ni siquiera como un juguete.
  • No hablar con el smartphone en un área de poca señal de recepción, ya que el aparato tendrá que emitir radiofrecuencias más potentes.
  • No llevar el móvil en el cuerpo (sobre todo para los hombres que lo colocan en el bolsillo del pantalón) ni en contacto con la piel.
  • Alejarlo aunque sea medio metro en nuestro escritorio o de una mesa.

 

Es necesario entonces que dejemos al móvil que descanse un poco y nosotros descansar de él. Durante la noche, debemos dedicarnos a dormir y a reposar, para recargar las baterías que hemos gastado todo el día. El teléfono, mejor que quede apagado hasta que nos levantamos (si no podemos aguantar la tentación) o a partir de que salimos de casa para el trabajo.

 

De esta manera, estaremos evitando desequilibrios en el plano neuronal, en la calidad del sueño y en los niveles del estrés. Todavía no están del todo claros los resultados de los estudios al respecto, aunque lo que tenemos a disposición nos hace poner la voz de alarma. Y no olvides que los demás electrodomésticos que tienes en el hogar también pueden ser nocivos para tu salud. Trata de no tener televisores u ordenadores en tu habitación. Si ya los tienes, puedes desenchufarlos antes de dormir, por ejemplo. Apaga el router cuando te vas a acostar y trata de no usar el móvil hasta el último instante antes de cerrar los ojos.

 

Fuente: mejorconsalud.com/