La amistad cumple con una función de apoyo social, ya que permite generar sentimientos de aceptación, tanto por parte de la sociedad como por parte de uno mismo.

La amistad trae consigo distintas facetas que sólo puede alimentar este tipo de relaciones y que difícilmente podrán hallarse en otras como las amorosas, las familiares, las laborales… Cada una de ellas tiene sus particularidades y la importancia de la amistad se explica a través de dichas cualidades únicas y de determinados factores imprescindibles para la vida en sociedad:

Alegría y entusiasmo.

Tener amigos supone contar con actividades para hacer, participar y proponer planes, compartir experiencias, escuchar y proporcionar consejos… La amistad nos permite interactuar continuamente con otras personas y tener una vida mucho más activa. Esta convivencia armónica con un grupo de amigos propicia que el cerebro segregue endorfinas, conocidas como “la hormona de la felicidad” que, además de tener un impacto muy beneficioso en el sistema inmunológico, nos proporciona la sensación de alegría y entusiasmo tan valorados hoy día.

Sentimiento de pertenencia a un grupo.

Las personas que se sienten parte importante de un conjunto mayor suelen tener un alto nivel de autoestima. La pertenencia activa a un grupo de amigos donde recibir y proponer planes, ideas, consejos, vivencias… nos permite sentirnos parte fundamental de un todo. Nuestras opiniones y experiencias son habitualmente escuchadas y valoradas y, por tanto, nos sentimos más apreciados por los demás, lo que nos sube la autoestima y nos permite sentirnos mejor con nosotros mismos.

Salud mental.

Existen cientos de estudios que procuran conectar las relaciones de amistad con la buena salud mental. Ya hemos visto que la amistad provoca la sensación de alegría y entusiasmo al mismo tiempo que mejora la autoestima, y todo ello consigue mantener una salud mental fuerte y óptima. Las buenas relaciones sociales moderan de manera directa los efectos del estrés y permiten una mejor recuperación de los impactos emocionales (rupturas, pérdidas, sentimientos negativos, problemas laborales…) ya que genera un sentimiento de apoyo imprescindible para sobreponerse, rehacerse, superarse y mejorar.

Salud física.

Aunque parezca difícil o improbable, diversos científicos y psicólogos especializados en este aspecto social constatan una relación directa entre la buena salud física y las adecuadas relaciones de amistad. Antes hemos hablado de que la amistad aumenta la generación de endorfinas, una hormona que, además de proporcionar la sensación de felicidad, también provoca mejoras en el sistema inmunológico. De hecho se dice que las relaciones sociales pueden convertirse en la mejor medicina a nuestro alcance, ya que transmiten muchos efectos positivos en el organismo y disminuyen los impactos negativos sobre muchas circunstancias vitales dañinas o amenazantes, del mismo modo que aceleran la recuperación de las enfermedades.

Sentimiento de compañía y amparo.

Contar con relaciones de amistad sanas nos permite alejarnos del sentimiento de soledad, algo absolutamente necesario hoy día. Y es que, según el sociólogo Luis G. Tojar, “vivimos en la sociedad más individualista de la historia”. De hecho, el mundo contemporáneo se caracteriza por relaciones sociales cada vez más volátiles, más fácil de hacerse y deshacerse y más basadas en el interés. Por ello, el tener una relación de amistad auténtica puede llevarnos a sentirnos amparados en nuestros momentos complicados y a padecer menos momentos de soledad.

 

 

Fuente: ishtarsingles.com