1. Beber antes de tiempo

¿Qué queremos decir con beber antes de tiempo? Pues que si, por ejemplo, has quedado con unos amigos para ver un partido de fútbol y vais a disfrutar de unas buenas cervezas durante el mismo, tú ya empiezas antes con la ingesta de alcohol.

Tal vez te tomes algunos traguitos de alguna bebida que te guste, te bebas un cubata o abras una botella de vino.

Esto va a gusto del consumidor, lo importante es que tomas alcohol mucho antes de que exista ese encuentro social con el que justificarás el consumo de esta sustancia.

2. Te empiezas a fijar y rechazar las bebidas no alcohólicas

Si tienes ya un problema de adicción al alcohol, o estás empezando, te podrás dar cuenta porque empiezas a reírte de aquellas bebidas con muy baja graduación y de aquellas “sin alcohol”.

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Aunque puedas pensar que es una tontería o algo sin importancia, en realidad sí la tiene cuando esta es una forma de consumir bebidas con muchos más grados de alcohol, o tomar más de aquellas que tienen unos grados más bajos.

3. Beber excesivamente rápido

Es verdad que en ciertos contextos sociales es habitual tomar una copita de vino, un chupito de tequila, etc. Sin embargo, esto se hace de forma totalmente natural y sin ansiedad.

No obstante, si eres ahora mismo susceptible da padecer una adicción al alcohol, quizás te lo hayan dicho o no te hayas dado cuenta de que bebes demasiado rápido, como si tuvieses muchísima sed.

De hecho, parece que socializar no es lo importante, sino el hecho de beber.

4. ¿Revisas el minibar?

Si lo primero que haces al entrar en una habitación de hotel no es mirar las vistas, observar cómo es el baño o lo cómoda que es la cama, sino que vas directo al minibar, entonces estamos ante un incipiente problema de adicción al alcohol.

Te encuentras en un espacio completamente novedoso con muchas cosas que explorar antes que ese pequeño contenedor de botellines y otros alimentos.

Además, también hay que pensar en la situación previa, ¿antes de entrar en la habitación ya estás pensando e imaginando sobre el minibar y su contenido?

5. ¿Controlas diariamente tus reservas de alcohol?

Si entre tus quehaceres diarios, además de preparar la comida, limpiar la casa y ordenar determinados espacios está el de revisar tus reservas de bebidas alcohólicas ¡cuidado!

Esto no sería un problema si no te causase ansiedad e, incluso, te hiciese perder la concentración en determinados momentos de tu vida.

El miedo a quedarse sin este tipo de suministros puede ser una alerta clara de adicción al alcohol.

6. Búsqueda de amigos a los que les guste beber

Cuando nos encontramos ya dentro de una adicción al alcohol más profunda, entonces empezamos no solo a restarle valor a aquellas bebidas con poco o nulo alcohol, sino también a las personas a las que no les gusta beber.

De repente, nos encontramos buscando nuevos amigos que compartan este gusto nuestro y dejamos de lado a aquellos que no.

Aunque sean grandes amigos, aunque los conozcamos de toda la vida, nuestra adicción puede mucho más que cualquier relación.

 

La adicción al alcohol, al igual que cualquier otra, ya te avisa de que algo está pasando antes de que estés sumergida en ella.

El problema es que sus señales a veces son tan sutiles que pasan desapercibidas.

Cuando la adicción llega demasiado lejos, en ocasiones el deseo de retroceder se ve como algo casi imposible debido al poder que le hemos dado a esa adicción al no saberle pararle los pies y al permitirle que nos controle por completo.

 

Fuente: mejorconsalud.com