La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI y ya que no se considera un problema cosmético causado por falta de autocontrol. 

La Organización Mundial de la Salud, junto con otras sociedades médicas reconocen la obesidad infantil como una enfermedad progresiva y crónica, resultado de múltiples factores tanto genéticos como factores ambientales. Recientes estudios alertan sobre la prevalencia de obesidad infantil en los Estados Unidos ha crecido exponencialmente en la edad pediátrica (desde los 2 años a los 19 años de edad) con un crecimiento significativo de la obesidad observada en niños de edades entre los 2 a los 5 años. 

 

¿Qué es el Índice de Masa Corporal, o BMI (Body Mass Index, por sus siglas en inglés) ?

El índice de masa corporal (IMC) es un número que se calcula del peso y la estatura de un niño. Para los niños y adolescentes, el IMC es específico con respecto a la edad y el sexo, y con frecuencia se conoce como el IMC por edad. El IMC sitúa a cada niño y adolescente en un percentil.

Así de importante es el IMC que en 2016 surgió la ¨Ley de Medición del Índice de Masa Corporal de Menores para la Prevención y Tratamiento de la Obesidad Infantil en Puerto Rico” Ley Núm. 172 de 11 de Agosto de 2016. De esta manera todos los pediatras y centros de vacunación deben realizar por ley un screening de obesidad a la población pediátrica. 

 

Prevalencia de obesidad infantil en estados unidos y en Puerto Rico

Aproximadamente el 18.5% de la población juvenil en Estados Unidos tiene criterios de obesidad y el 8.5% de los adolescentes (entre los 12 y 19 años de edad) presenta obesidad severa (obesidad clase II y III), eso se traduce en 4.5 millones de niños y adolescentes con obesidad severa.

Un estudio reciente demuestra una prevalencia de obesidad del 21.5% de los jóvenes en la isla de Puerto Rico. Además, la falta de horas de sueño (dormir menos de 7 horas al día) y los trastornos de ansiedad y depresión se asocian como factores de riesgo para la obesidad en los jóvenes adolescentes. Uno de cada cinco niños es obeso en este país.

 

Comorbilidades relacionadas con la obesidad infantil

Los niños con sobrepeso tienen muchas probabilidades (80%) de convertirse en adultos obesos y, en comparación con los niños sin sobrepeso, los niños con obesidad tienen más probabilidades de sufrir a edades más tempranas comorbilidades secundarias a la obesidad como la diabetes, hipertensión, apnea obstructiva del sueño, y otras comorbilidades, que a su vez se asocian a un aumento de la probabilidad de muerte prematura y discapacidad. 

Diabetes mellitus tipo 2 (DM-2)

Comparada con la diabetes mellitus tipo 1 (o juvenil), la DM tipo 2 normalmente se observa en adultos mayores, y a menudo está en relación con la obesidad y sobrepeso.

Científicos demuestran que los adolescentes con diabetes mellitus tipo 2 con obesidad tienen una mejoría significativa o remisión completa tras la cirugía bariátrica. 

Apnea obstructiva del sueño

Hasta el 22% de los niños y adolescentes afectados por obesidad presentan apnea obstructiva del sueño, enfermedad caracterizada por pausas en la respiración durante el sueño. 

La apnea obstructiva del sueño causa cansancio, sueño durante el día y dificultad para prestar atención durante las actividades diarias. En la mayoría de los pacientes que padecen esta condición va a haber una mejoría o curación de la apnea obstructiva del sueño tras la cirugía bariátrica.

Hígado graso, o esteatohepatitis no alcohólica

Además, el 9% de los niños y adolescentes con obesidad van a tener asociada una inflamación del hígado, también llamada esteatohepatitis, en comparación con el 1% en la población con peso normal. Existen numerosos estudios que demuestran que los depósitos de grasa en el hígado y la inflamación que puede producir están asociados a fibrosis y cicatrización del tejido de este organo. En pacientes con obesidad tratados con cirugía bariátrica, esta condición mejora. 

Pseudotumor cerebri

¨Pseudotumor cerebri¨ es una condición causada por un aumento en la presión intracraneal. Los síntomas que produce son dolores de cabeza, cambios en la visión, náuseas y vómitos, entre otros. Los pacientes con obesidad que presentan esta condición presentan frecuentemente mejoría tras meses después de la cirugía bariátrica.

Enfermedad cardiovascular

Aunque aún está en estudio, investigaciones recientes sugieren que la obesidad infantil podría incrementar el riesgo de enfermedad cardiovascular en la adultez. Está demostrado que en los adultos, la pérdida de peso tras la cirugía bariátrica disminuye los factores de riesgo para enfermedad cardiovascular. 

Actualmente, los efectos de la cirugía bariátrica en los niños y adolescentes con respecto al riesgo cardiovascular (cosa que conlleva muchos años de investigación) está en estudio. 

Calidad de vida

Muchos de los niños y adolescentes afectados por la obesidad y los problemas médicos que conlleva presentan un impacto negativo en la calidad de vida y la salud emocional. Numerosos estudios han mostrado una mejoría significativa en la calidad de vida tras la cirugía metabólica. 

Depresión

Por el lado, contrario estudios de adultos con obesidad que han sido operados con cirugía bariátrica presentan un alto riesgo de suicidio tras la cirugía. Se recomienda que los adolescentes afectados con depresión antes de la cirugía bariátrica tengan un seguimiento exhaustivo para detectar precozmente signos de depresión tras la cirugía. 

Trastornos de alimentación

La bulimia nerviosa es un trastorno alimenticio caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo consume comida en exceso en períodos de tiempo muy cortos, también llamados «atracones». Los trastornos alimentarios son condiciones serias. 

Durante el ¨work-up¨ previo a la cirugía bariátrica en adolescentes es muy importante detectar este tipo de trastornos, y si es detectado, a menos que sea tratado y controlado apropiadamente, se desaconseja la cirugía bariátrica en adolescentes con esta condición. 

Creo que mi hijo tiene obesidad. ¿Qué puedo hacer?

Probablemente esté pensando ¨yo sé que mi hijo está afectado por la obesidad, pero no sé qué hacer¨. Este pensamiento no es raro. Hay diferentes tratamientos para obesidad infantil, tales como: las modificaciones en la dieta y los hábitos de vida saludables, farmacoterapia, y la cirugía bariátrica. 

Sin embargo, es muy importante mantener una comunicación clara con los hijos durante el tratamiento de elección y dejar que ellos se comuniquen y expresen sus sentimientos, ya que en algunos casos los adolescentes se someten a tratamientos médicos o quirúrgicos por miedo a defraudar a sus padres. 

 

Fuente: pediatriayfamilia.com