La leche materna es, sin duda, el mejor alimento infantil que existe; es el más equilibrado y contiene todos los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo del recién nacido. Pero, además, también tiene beneficios para su sistema inmunológico y su salud a largo plazo (por ejemplo, previene de la obesidad y favorece un mayor coeficiente intelectual). He aquí 13 beneficios de la leche materna para los pequeños.

 

El calostro de los primeros días

Tiene un alto contenido en proteínas y es el alimento perfecto para satisfacer las necesidades del recién nacido. Esta leche de apariencia entre blancuzca y amarillenta se llama calostro, y es rica en nutrientes y anticuerpos que el bebé necesita justo después de nacer.

Proporciona gran cantidad de defensas inmunológicas y estimula el desarrollo de su propio sistema inmunológico. El calostro contiene una sustancia llamada inmunoglobulina A secretora, la cual forma una capa protectora sobre las membranas mucosas en los intestinos, nariz y garganta del bebé, precisamente las partes más susceptibles a virus, bacterias e infecciones.

Ayuda a reducir la absorción de bilirrubina y los problemas de ictericia. Si el bebé ingiere la leche materna suficiente, eliminará el excedente de bilirrubina a través de las heces.

Tiene un efecto laxante, se digiere fácilmente y es por eso que el bebé la demanda frecuentemente, lo que facilita la estimulación de leche materna.

 

La leche materna

Proporciona los nutrientes necesarios en la proporción y temperatura adecuados. La leche materna ofrece la combinación ideal de nutrientes para el bebé, incluyendo las vitaminas, proteínas y grasas que necesita. Además, su composición cambia conforme crece el bebé, de modo que satisface las necesidades en sus diferentes etapas de desarrollo.

Se digiere y asimila con gran facilidad. Esto previene incomodidades en el bebé relacionadas con su incipiente sistema digestivo, incluyendo diarrea, estreñimiento y cólico.

Proporciona anticuerpos de la madre y alarga el periodo de inmunidad natural. La leche materna contiene anticuerpos que le ayudan a tu bebé a combatir diferentes tipos de virus, bacterias e infecciones. Pero aún más importante, debido a que provienen de la madre, los anticuerpos que se transmiten son específicamente aquellos que le permiten combatir los peligros a los que el bebé está expuesto en su medio ambiente. La nutrición en las primeras etapas de la vida del bebé es determinante en el desarrollo de su sistema inmunológico.

Reduce la predisposición a enfermedades respiratorias. Los bebés que se alimentan con leche  materna exclusivamente durante los primeros seis meses de vida tienen menos infecciones en el oído, enfermedades respiratorias (incluyendo asma), y molestias digestivas e intestinales.

Previene las alergias. Los bebés alimentados con leche materna también sufren menos alergias a alimentos, factores ambientales y en la piel. Según La Liga de la Leche, la lactancia materna previene las alergias por dos razones: 1- el bebé está expuesto a menos alérgenos en los primeros meses de vida, que es la etapa más susceptible y 2- la cubierta protectora que ofrece el calostro evita que potenciales alérgenos penetren el sistema del bebé.

Disminuye el riesgo de desarrollar obesidad. Como la leche materna contiene la nutrición exacta que el bebé requiere y la cantidad consumida es autoregulada, tiene mejores probabilidades de aumentar el peso justo y comer únicamente la cantidad necesaria.

Los cambios de sabor, según la alimentación de la madre, preparan al niño para aceptar mayor variedad de alimentos.

Favorece el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla. El acto de succión contribuye al avance de la mandíbula del bebé alcanzando una posición apropiada alrededor de los 8 meses. Si esta succión se realiza con la mamadera, los movimientos que realiza el bebé son más pasivos y los músculos de la mandíbula no se desarrollan tanto. Es por ello que una correcta succión y deglución son de vital importancia para el óptimo desarrollo de las estructuras orofaciales y así prevenir alteraciones del lenguaje.

Crea un fuerte vínculo entre madre-hijo. Cubriendo necesidades como la proximidad y seguridad que favorecen la autoestima del niño y la relación con la madre.

 

Referencia: inatal.org