El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad de origen desconocido que aparece con más frecuencia en mujeres jóvenes o de edad intermedia y que se incluye dentro de los síndromes somáticos funcionales. Consiste en la presencia de cansancio sin causa aparente, de más de 6 meses de duración, asociado a otros datos clínicos. Suele aparecer en personas previamente sanas, sin antecedentes de enfermedades psiquiátricas y, en general, con una importante actividad en su vida diaria. Muchos pacientes con cansancio crónico no llegan a cumplir criterios para ser catalogados como pacientes con síndrome de fatiga crónica y son diagnosticados de astenia crónica idiopática (cansancio crónico de causa desconocida). Sin embargo, probablemente se trate de la misma enfermedad.

El síndrome de fatiga crónica se asocia frecuentemente a otras enfermedades de causa desconocida como la fibromialgia, el colon irritable, la enfermedad de la articulación témporo-mandibular, el síndrome de las piernas inquietas o la cistitis intersticial.

 

¿Cuáles son las causas del síndrome de fatiga crónica?

La causa del síndrome de fatiga crónica es desconocida. En estos pacientes se han encontrado diversas alteraciones inespecíficas cuya relación con la enfermedad es dudosa. Las causas que más frecuentemente se han relacionado con la aparición de un síndrome de fatiga crónica han sido:

  • Infecciones por virus, como el virus de Epstein-Barr (responsable de la mononucleosis infecciosa), citomegalovirus y, más recientemente, diversos virus como los relacionados con el HTLV, el XMRV o el MLV (virus de la leucemia murina) o por bacterias, como la borreliosis crónica (enfermedad de Lyme).
  • Alteraciones en el sistema inmune. Algunos estudios han demostrado alteraciones en el funcionamiento de las células defensivas del organismo, si bien los resultados de estos estudios han sido, en muchas ocasiones, contradictorios.
  • Disfunción del sistema endocrino.
  • Hipotensión de causa neurológica.
  • Alteraciones en el sueño.
  • Depresión.

En general los estudios que han evaluado las causas del síndrome de fatiga crónica han mostrado resultados contradictorios por lo que se puede concluir que, hasta el momento actual, no existe ninguna causa definitiva conocida de esta enfermedad.

 

¿Qué síntomas produce la enfermedad?

El síntoma principal del síndrome de fatiga crónica es el cansancio continuo (astenia), que no cede tras el sueño y que dificulta o imposibilita la realización de tareas diarias. Frecuentemente aumenta tras realizar una actividad física algo mayor de lo normal. En general, su inicio es brusco y se pone en relación con un cuadro de gripe o catarro en los días previos. En muchas personas se asocia con:

  • Dolor muscular y articular.
  • Dolor de garganta.
  • Dolor abdominal, a veces con diarrea.
  • Febrícula, en general no superior a 37,5ºC.
  • Sequedad en los ojos o en la boca.
  • Alteraciones para concentrarse, alteraciones de la memoria, dolor de cabeza y problemas para conciliar el sueño o sueño exagerado.
  • Algunos pacientes refieren pérdida o ganancia de peso, alergias, lesiones en la piel, sudoración u otros síntomas en general vagos.

La exploración física es característicamente normal, si bien pueden encontrarse a veces ganglios dolorosos, sobre todo en el cuello.

 

¿Cómo se diagnostica el síndrome de fatiga crónica?

Para el diagnóstico del síndrome de fatiga crónica se requiere haber descartado otras causas de astenia crónica. Para ello suele ser suficiente una detallada historia clínica, una  exploración y unos análisis simples. No existe ningún análisis específico de esta enfermedad y todas las pruebas que se realizan suelen ser normales. En general no se recomienda someter al paciente a análisis complejos, pruebas radiológicas u otras pruebas, a no ser que exista sospecha de una enfermedad concreta. Tras descartar otras enfermedades, para ser diagnosticado de síndrome de fatiga crónica el paciente debe cumplir los siguientes criterios:

  • Cansancio que interfiere en la actividad diaria y que no mejora tras el sueño o el descanso.
  • Que durante los últimos 6 meses hayan aparecido, de forma continua o recurrente, al menos 4 de los siguientes síntomas:
  • Dolor de garganta.
  • Alteraciones en la memoria o en la capacidad de concentración.
  • Ganglios dolorosos en el cuello o en las axilas.
  • Dolor muscular.
  • Dolor en varias articulaciones sin que se lleguen a poner rojas o calientes.
  • Dolor de cabeza de nueva aparición o peor que el que se tenía previamente.
  • Sueño no reparador.
  • Malestar general tras el ejercicio que dura más de 24 horas.

Durante el inicio de 2015, un grupo de expertos ha sugerido revisar estos criterios y renombrar la enfermedad. Estos expertos recomiendan denominar la enfermedad de intolerancia generalizada al esfuerzo. Para el diagnóstico deberían existir fundamentalmente 3 síntomas:

  • La imposibilidad para realizar actividades al nivel que las hacían antes de desarrollar la enfermedad durante al menos 6 meses, acompañadas de cansancio profundo la mayoría del tiempo.
  • El empeoramiento de estos síntomas tras la realización de cualquier esfuerzo, ya sea físico o mental, o tras sufrir un estrés emocional.
  • Sueño que no repara el cansancio.

Además de estos síntomas cardinales, para establecer el diagnóstico los pacientes deben tener 2 problemas adicionales mantenidos durante al menos 6 meses la mayor parte del tiempo:

  • Dificultad para pensar.
  • Imposibilidad de permanecer de pie sabiendo que los síntomas mejoran al tumbarse.

Fuente: redaccionmedica.com