Se recomienda que todos los jóvenes entre once y veintiún años de edad visiten al pediatra una vez al año. La evaluación que se hace incluye un historial de lo que sucede en la vida del adolescente. Cuando sea necesario, habrá un examen físico, evaluación de la vista y oído y pruebas de laboratorio (como análisis de sangre o de orina). El pediatra decide qué se debe hacer en cada visita anual dependiendo de lo que ha estado ocurriendo en la vida de su adolescente y las pruebas que se han hecho en el pasado. 

El examen físico

Después de que el pediatra haya revisado el historial médico de su adolescente, comienza el examen físico de detección completa, que muy probablemente incluirá lo siguiente: 

  • Medición de altura y peso. 
  • Toma del pulso y la presión arterial. 
  • Hablará sobre temas importantes de salud y seguridad como la sexualidad y la prevención de enfermedades de transmisión sexual, los peligros de experimentar con alcohol y otros medicamentos, hábitos de dieta y ejercicio, seguridad al conducir y otros. 
  • Se evalúa la vista y si su pediatra detecta cualquier síntoma de lesión o enfermedad, o sospecha que su adolescente puede necesitar anteojos, lo remitirá a un especialista en el cuidado de la vista. 
  • El médico usa sus dedos para palpar el cuello para detectar nódulos linfáticos inflamados o una glándula de tiroides agrandada. También palpa y presiona el abdomen para sentir si hay algún problema con el bazo, el hígado y los riñones. 
  • Al colocar un estetoscopio en el pecho y espalda de su hijo, el pediatra evalúa la respiración y escucha si hay algún sonido anormal del corazón. 
  • Se revisa la postura corporal. Cualquier anormalidad aparente de la columna vertebral podría garantizar que se le tomen radiografías debido que los adolescentes son candidatos principales para desarrollar una curvatura progresiva de la columna vertebral, como la escoliosis. 
  • El pediatra prueba la flexibilidad de las articulaciones y la fuerza del tejido muscular. 
  • Tanto a las niñas como a los niños se les tocan o palpan los senos, para detectar cualquier bulto. A esta edad, una masa en el busto de una niña casi siempre es benigna. En cuanto a los niños, al inicio de la pubertad, varios desarrollarán tejido mamario en exceso. Esta condición, ginecomastia, por lo regular es temporal y es más inquietante que grave. 
  • El pediatra puede llevar a cabo una inspección de la piel de todo el cuerpo, revisando si hay acné o lunares de aspecto sospechoso. 
  • A menudo los pediatras inspeccionan los genitales de último, sabiendo que esta es la parte del examen a la que varios adolescentes, conscientes de sus cuerpos, le temen más.