La tristeza es como un sistema de alarma para nuestro cerebro que nos indica que algo no está bien y hay que detenernos. El cerebro reduce nuestras energías para obligarnos a parar el ritmo y reconstruir esas disonancias, a depurar presiones, miedos, tensiones.

Si no atiendes tus emociones negativas, te enfermas, pero si las afrontas, gestionas y desahogas las tensiones emocionales obtienes una realidad más clara y te vuelves más valiente.

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