Puede que estés pasando por una mala racha y creas que todo ese cansancio que sientes sea solo estrés y un par de peleas tontas con tu pareja. «Qué ganas de pillar vacaciones», piensas constantemente. Pero jamás te has planteado que, tal vez, tu cuerpo podría estar avisándote de que estás al borde de algo mayor.Todavía existe un manto de silencio que cubre los problemas de salud mental (que son mucho más que la ausencia de una enfermedad), incluso a los más comunes como la depresión o la ansiedad.

Por ello, a menudo no somos conscientes de que los estamos sufriendo, no pedimos ayuda hasta que nos han invadido por completo y la cosa termina estallando. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas presentará un trastorno mental a lo largo de su vida. Así que piensa por un segundo si te encuentras en alguna de estas situaciones (o varias), si puedes encontrar una solución de forma sencilla y, si no, pide ayuda a un profesional.

 

1. Aislamiento

Tener días de bajón y estar deseando llegar a casa y dormir durante cuatro días seguidos no tiene por qué ser indicativo de nada. Es normal que canceles algún plan de vez en cuando o que te marques una bomba de humo cuando no estás cómodo, pero si la cosa está empezando a ser habitual y te sientes triste constantemente, tal vez deberías encender alguna alarma.

 

2. Problemas para concentrarte

Te está costando recordar algunas cosas, y tú siempre habías sido una agenda con patas. No puedes concentrarte en la tarea más sencilla, te evades y tardas mucho tiempo en terminarla, o estás teniendo problemas con la puntualidad o se te hace un mundo tomar decisiones en el trabajo y en general. Todo ello podrían ser síntomas de situaciones como la depresión o el trastorno de estrés postraumático, causados por la pérdida de alguna persona cercana o algún otro suceso reciente. Pero tampoco es cuestión de ser alarmista. Se tienen que juntar con otros síntomas y, como siempre, tienes que ir a ver a un especialista.

 

3. Problemas para dormir

El sueño es un aspecto muy importante en nuestras vidas: unos correctos hábitos a la hora de dormir pueden afectar directamente a cómo te encuentres en tu cabeza y viceversa. La dificultad para conciliarlo o, directamente, el insomnio, son características muy comunes de las personas que tienen problemas psicológicos. Por otro lado, también puede estar sucediéndote todo lo contrario, y que duermas demasiado o te cueste mucho más de lo habitual levantarte por las mañanas. Si te sientes agotado todo el tiempo porque te despiertas a menudo durante la noche sobresaltado por pesadillas o preocupado por cosas nimias, tal vez, la ansiedad o la depresión más cerca de lo que parece.

4. Vives en un limbo de emociones

La depresión, el estrés postraumático o la bipolaridad se presentan de formas muy distintas entre las que también está el vaivén de emociones o la sensación de irrealidad. Cuando sientes constantemente que no estás mental y anímicamente donde está tu cuerpo, y tu percepción de la situación ajena a ti mismo, podrías tener problemas a la hora de relacionarte con los demás. Tu atención se ve afectada y tan pronto estás alegre, triste o agresivo con los que te rodean. Si te está sonando todo esto y no es un episodio puntual, es importante que lo hables con las personas que te quieren (a menudo son quienes más rápido detectan nuestros cambios de comportamiento) y con tu médico.

 

3. Tu cuerpo responde

Mente y cuerpo están conectados y todos esos problemas físicos que te están atacando últimamente podrían tener una raíz mental. “Cuando nos ponemos nerviosos se produce un exceso de cortisona y si tenemos unos niveles altos constantemente, nos van bajando las defensas y nuestro cuerpo está más expuesto a infecciones que, a su vez, tardan más en curarse”, cuenta Margarita Olmedo Montes, Doctora en Psicología y profesora titular del Departamento de Psicología, de la Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UNED.

El cansancio físico y el entumecimiento general es casi la más característica de las respuestas físicas a nuestras preocupaciones, pero otras como las enfermedades dermatológicas, la alopecia repentina o, incluso, adquirir hábitos, como el dejar de comer, también suelen manifestarse con frecuencia.

 

Es importante recordar que todas las enfermedades mentales deben ser diagnosticadas por un especialista. No te mediques ni pases por alto ninguno de estos síntomas si empiezan a repetirse a menudo. Para prevenirlos, adquirir unos hábitos de vida saludables te ayudará a sacar al exterior todo lo que tu cerebro podría procesar de forma nociva: haz deporte, come sano, aprende a ejercitar la respiración (para eso, tanto el yoga como la meditación son técnicas muy eficaces), y dedica un tiempo de tu jornada a reflexionar sobre lo que te preocupa, pero no vuelques toda tu energía sobre lo negativo. Tu salud mental es la pieza clave que rige tu vida, cuídala.

Fuente: www.codigonuevo.com