La ropa mojada, el maquillaje viejo o los aparatos electrónicos son sólo algunos de ellos.

Estos son sólo algunas de cosas que deberían salir de tu habitación si quieres dormir mejor.

Los aparatos electrónicos

Despertadores digitales, teléfonos móviles, ordenadores, televisiones: estos aparatos electrónicos emiten campos electromagnéticos que afectan al ritmo biológico del cuerpo. Por esa razón, si no quieres levantarte cansado por la mañana o tener dificultades para dormir deberán desterrar estos objetos de tu habitación.

Un colchón de más de diez años

Varios estudios han demostrado que un colchón que tiene más de diez años deja de ser completamente saludable. Si bien es cierto que es recomendable cambiarlo antes de ese tiempo, cuando notemos que aparecen en él bultos, hace ruido, pierde firmeza o simplemente por higiene.

Las almohadas desgastadas

Esta es una de las partes más importantes y personales para lograr un buen descanso. Aunque no hay una recomendación estándar sobre el tiempo que una almohada debe durar en nuestro dormitorio, su desgaste se hace más o menos evidente que sea hora de cambiarla:

  • Es recomendable decir adiós a tu almohada de látex si esta comienza a desprender mal olor.
  • Las almohadas de espuma desgastadas tienen bultos o deformidades.
  • En el caso de las almohadas de plumas, habrá que pensar en cambiarlas cuando haya que sacudirla constantemente para que quede esponjosa.

La ropa tendida

Tender la ropa dentro de la casa puede suponer un problema para la salud, y más aún si se hace en la habitación. Al secarse, la humedad que había en la ropa se acumula en el ambiente, facilitando la aparición de moho y hongos. Este aumento de la humedad puede suponer un problema de salud para personas que padecen asma o que tienen un sistema inmunitario débil.

Las mantas finas

Varias investigaciones han demostrado que cuanto más pesada sea la manta, más fácil te dormirás. Esto se debe a que el tacto fuerte pero suave de estos tejidos relaja, favoreciendo una sensación de calma y comodidad gracias a lo que se conoce como presión del toque profundo. Con esta presión suave al cuerpo, nuestro cerebro segrega serotonina, la hormona de la felicidad que se transforma en melatonina ante la ausencia de luz. Por el contrario, el tacto ligero de las mantas más finas lo que hace es estimular el sistema nervioso.

 

 

Fuente: laopinioncoruna.es